Hace unos cuantos meses se despertó en nosotras aquello que llaman reloj biológico, así que, dado que no somos unas jovencitas, empezamos a buscar información sobre las distintas opciones que tenemos.
El primer paso fue preguntarle a nuestro ginecólogo (de la sanidad pública de la Comunidad de Madrid) y nos explicó las diferentes formas: in vitro, inseminación, etc. Pero, que como no éramos una pareja heterosexual con problemas de fertilidad, esos tratamientos no los cubría la sanidad pública madrileña. Primer mosqueo.
Nuestra segunda opción fue preguntar en la Comunidad de Madrid sobre la adopciones. Las adopciones de niños nacionales están cerradas, porque hace un par de años se abrió una lista y aún están tirando de esa bolsa. Así que nos dirigimos a las internacionales. Tras varios papeleos y reuniones, nos dicen que en la actualidad, no hay ningún país con los que tienen convenio que permita a las parejas homosexuales adoptar. Que sí, que hubo un caso hace un par de años, pero que eso fue muy raro, que buscáramos otra vía. Segundo mosqueo.
Tercer y último cartucho (por ahora). Decidimos ofrecernos voluntarias para un programa de vacaciones en familia, en la que compartiríamos nuestras vacaciones con un menor tutelado por la Comunidad de Madrid. No es lo mismo que la maternidad, pero por lo menos la probamos durante 15 días y sacamos a un par de chavales del aburrimiendo del agosto madrileño. Conocimos a los niños a los que nos íbamos a llevar, estuvimos un par de tardes con ellos, encajamos bastante bien. Ya estaba todo reservado y preparado. Todo iba bien, hasta que nos llaman de la residencia infantil en la que viven. Nos dicen que los niños nos aprecian mucho, que desde la Comunidad de Madrid no dudan de nuestra capacidad, pero que los demás niños de la residencia se burlan de ellos porque su familia de vacaciones son dos chicas y los niños prefieren no venirse con nosotras de vacaciones para que los demás niños no se rían de ellos. Lo peor de todo es que, con todo el tiempo libre que tienen los niños en la residencia ahora que no hay clase, parece que desde la Comunidad de Madrid no hay tiempo ni ganas para educar en la diversidad a esos niños que se burlan. Tercer mosqueo. Qué coño. Cabreo y del gordo.
Si alguien piensa que la igualdad está conseguida en la Comunidad de Madrid, se está equivocando. La discriminación es más sutil y velada, pero sigue existiendo.
Y si hablamos ya de otros países, donde ser homosexual (o que sospechen que puedes serlo) te puede llevar a la muerte, no os quiero ni contar.
Falta mucho por hacer.