Lo mejor de todo es que con Internet, el euro, los albergues y las compañías low-cost es fácil y relativamente barato viajar por la Unión Europea. El año que viene ya estamos mirando cosas para ir a los nuevos países que se adhesionan: Polonia, Hungría, Rumanía...
Lo más surrealista de todo es que estoy prácticamente agotada de tanto planificar las cosas. Cuadrar horarios de trenes, autobuses, aviones, entradas y salidas de albergues, rutas a pie por las ciudades elegidas... Quizá debería ser más espontanea y dejar que todo fluyera, pero no puedo, no soy así. Cuando salgo de casa me gusta tenerlo todo bajo control, que no se escape nada e improvisar lo mínimo. Y tampoco me gusta los circuitos organizados en donde no puedes salirte del plan marcado por los demás, en los que no te puedes escapar de ver aquél museo que no te interesa en absoluto pero que, como ya has pagado, no te vas a quedar sin verlo. En fín, ya os contaré cómo nos va.
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