No hay mejor cosa para combatir los agobios que olvidarse de lo que se tiene pendiente. Así que decidí empezar el finde el jueves por la tarde en compañía de Conectada y de unos deliciosos y antidietéticos batidos. Y así he continuado hasta hoy, que llevo trabajando desde mediodía. Y aunque no he hecho todo lo que me gustaría, no creo que prolongue esta velada más de lo necesario.
La verdad es que con lo que se supone que ha avanzado la Humanidad, seguimos siendo casi tan esclavos del trabajo como en la época de los faraones. La única diferencia es que hoy en día la mayor parte del trabajo ya no es físico, pero nada más (aunque hay que reconocer que de todas formas es un gran avance).
Pero si se mira bien, ¿tiene algún sentido? Nos pasamos toda la vida trabajando para conseguir cosas pero al final, resulta que dentro de 100 años, los que se lo van a pasar pipa son los gusanos. Entonces, ¿para qué nos escuernamos tanto?
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