¿He dicho alguna vez que odio la demagogia?

Por una vez, voy a soltar un discurso moralista-ético-pseudoprofesional desde el punto de vista de alguien que estudió Periodismo y que no lo ejerce.

Leo en el ABC de hoy que la tasa de ocupación de los recién licenciados es de más del 85%. Me lo creo, pero sólo porque no dicen nada de en qué profesión están ocupados. Ninguno de mis compañeros de los que mantengo algún tipo de contacto, una veintena más o menos, está trabajando en un medio de comunicación. Sólo una está en el gabinete de prensa de una empresa, pero es lo que más se acerca a periodista. El resto somos teleoperadores, azafatas de congresos, azafatas de aeropuerto, bibliotecarios, documentalistas, encargados de atracciones en un parque temático, heladeros... y servidora que es diseñadora-consultora-laquehacedetodo. Y muchos que hacen una segunda carrera-máster-doctorado por no quedarse completamente parados. Como mucho algunos trabajos de freelance, mal pagados y sin ninguna continuidad. Esto para la gente de la Complutense. Conozco a gente de otras universidades cuya versión es prácticamente idéntica a la mía.

Me gustaría saber a quién ha preguntado la Asociación de la Prensa de Madrid para hacer ese falaz informe. Desde luego, a los periodistas, a la hora de manipular-inventar la información, no tienen precio.

Y todo este post iba a ser un homenaje a las víctimas de la catástrofe (asesinato colectivo) de Bophal, que hoy cumplía 20 años. Cito textualmente un artículo en portada sobre el tema en Elmundo.es :

Unas 8.000 personas murieron esa noche y otras 16.000 fallecieron en los días posteriores. Más de medio millón tuvieron secuelas y 150.000 padecen todavía enfermedades crónicas, cánceres, mutaciones, alteraciones hormonales y enfermedades degenerativas.

Si esto hubiera sucedido en EE.UU. o en la Unión Europea, aún hoy estaríamos hablando del tema. Pero como sucedió en el Tercer Mundo, tampoco resulta tan interesante para la prensa. Como el genocidio de Ruanda o las hambrunas de Somalia y Etiopía. Y después nos estremecemos al pensar que hay miles de personas que se juegan la vida por cruzar el estrecho.

Si los periodistas cumplieran su labor de seleccionar los temas verdaderamente importantes (para usuarios avanzados, eso llamado 'Agenda Setting'), no se produciría esta 'Espiral de Silencio' en la que vivimos y sabríamos qué mundo estamos construyendo 'de verdad'. Menos fútbol y más libros.

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