Bueno, después de un viaje largo y movidito, las circunstancias hicieron que servidora y La Guerrera hicieran pública ante sus respectivas familias su relación (dos años y pico después, ya nos vale). Se han sucedido las preguntas, las tensiones, las caras amargas, las incomprensiones, continuas llamadas de teléfono... En fin, una semanita de estrés que no os quiero ni contar...
En algún momento había que hacerlo... Es como la antigua mili de los chicos, era un fastidio tener que hacerla, pero era "un deber moral". Espero que en pocos años, no más de 5, la orientación sexual propia sea absolutamente irrelevante para los demás (en especial, la familia), y, al igual que la mili, el hecho de tener que salir del armario, algo del pasado.
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