No me voy a referir al pseudo-rediseño de elpais.es, ahora rebautizado elpais.com. Para ese viaje, se hubieran ahorrado las alforjas, sinceramente.
Tampoco me voy a referir al económico cambio de opinión de los siervos, pobre buhito, con el cariño que le tenían. ¿Rectificar de sabios? Y de gente que le dedica mucho tiempo a la web y que saben que mantener el servidor y el dominio cuesta dinero.
Mi cabreo no viene dado porque la gente le ria las gracias al teleoperador o al chico del IKEA cuando se enfrentan a la gente. Total, la gente es gilipollas y se merece lo que tiene. Cuidado con decir eso de la web porque a la experta en usabilidad de la empresa, osease yo, la echan a la puta calle.
También estoy hasta las narices de que todo el mundo hable bien de Google. No soy de yahoo ni nada por el estilo, pero es que cuando se tira un pedo Google, todo el mundo le rie la gracia. Pero no es por eso. Y eso que Google también humilla a sus pseudo-empleados, y digo pseudo-empleados porque de la gente que conozco que trabajamos para Google a través de una ETT (sí, sí, un año ya a través de una ETT, viva la estabilidad laboral) estamos más quemados que la moto de un hippie. Insisto, no es por eso.
Mi tono va más por aquello de que me aburre soberanamete la web. Ver en todas y cada una de las páginas del mundo con la misma interfaz. Pueden variar los colores, la posición de algunos elementos, quizás el tamaño de la caja de búsqueda... Pero todas, todas, todas, iguales.
Llevo desde el 2002 diseñando portales corporativos y sitios web y la imaginación se ha secado. Me acuerdo de cuando el boom de Flash, con sus botones psicodélicos, sus menús desplegables, su imaginación desbordante. Entrar en un sitio web y descubrir cómo funciona. Miro los Web Index Book de aquellos años y aún se me escapa una lagrimita.
Vale que en nombre de la imaginación se cometieron muchas tropelías, pero era una puerta abierta a la experimentación y al desarrollo del diseño web.
Hoy con tanto estandar cuadradote, que si el logo arriba a la derecha, que si el menú a la derecha en vertical, que si el pie de página, que si la combinación de colores tiene que ser así, que las pestañas redondeadas... Bah, todo igual.
¿Dónde están esas nuevas interfaces? ¿Se quedaron en skins para el navegador? Quiero comprarme un guante de realidad virtual y poder navegar con él. Quiero una web tridimensional. Qué coño, tetradimensional o hasta que las dimensiones se agoten. Quiero que la información no me llegue cuando yo la leo en la página web, sino cuando estoy en la cocina preparando la cena y piense "¿qué cantidad de ajo tengo que echarle al salmorejo?", mis ondas cerebrales activen el ordenador y me trasmita la información por el mismo modo. Sin voz ni leches. Si quiero comprar un perfume por internet, saber a qué huele: olerlo. Si voy a pedir una pizza, olerla y probar un cachito.
Quizás me esté rallando. No debería pasar tanto tiempo con los ordenadores.
Tag: interfaces, aburrimiento
2 comentarios:
Pues a mi no me parece ninguna tontería lo que dices.
pues yo ya había pensado en lo de las ondas cerbrales.....tan mal siguen los sistemas de reconocimiento? y dejarse de tanto formato dvd y diseñar nuevos formatos que se adueñen de la pantalla.....a mi tambien me ralla esto de internet
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