Cuando la usabilidad es cosa de salud

Llevo abusando demasiado tiempo del ordenador. Mi espalda se quejaba desde hace tiempo y, desde hace poco, también mis manos. Es probable que tenga el síndrome del túnel carpiano: cosquilleo y dolor en las manos constante, más allá del ordenador, incapacidad de hacer fuerza agarrando, pequeños calambres en los pulgares y en los índices, en especial el de la mano derecha.

Llevo una temporada, dos o tres meses, simultaneando varios trabajos, todos ellos delante del ordenador. Cuando me dolían la mano derecha del ratón, me lo cambiaba a la izquierda, cuando me dolía el dedo índice, rodaba la rueda del ratón con el corazón o incluso con el pulgar. Sé que la ergonomía del ratón no está pensada para utilizarlo bajo estas circunstancias, así que si me dolía la muñeca de la mala postura, la intentaba cambiar.

Se acabó.

Esta semana he vuelto a cambiar de empresa cliente: vuelvo a trabajar para Papá Estado como consultora. Y creedme que se acabaron las horas extras no pagadas. Es más, si estuvieran pagadas, también. Se saldrá a las 5 y un minuto tal como marca el expediente. También se acabó preocuparme por si llego a las 10 horas de trabajo semanales para Google. Si no llego, no llego, no me voy a pegar una panzá el domingo de 9 horas delante de un ordenador. También se va a limitar escribir en el blog. Otro efecto colateral: bloglines verá reducida su ración de atención diaria. Por así decirlo, estoy cansada no sólo psicológica sino también físicamente de ordenadores.

El cuerpo me pide actividad física: en 3 meses he engordado otros 6 kilos. El sedentarismo no es bueno. Mis trajes y mi salud dan fe :(

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro por todas tus decisiones. Menos por la del blog, claro, que apenas lo actualizas.