Estos dos días hemos estado servidora y La Guerrera en la casa de campo de una amiga. El objetivo era desconectar y, vaya si lo hemos hecho.
En primer lugar, no había ni ordenador ni conexión a internet. ¡Ojo, que hemos encontrado perdidas dentro de la casa cintas con juegos del Amstrad CPC 6128!. Les sugerí a los dueños que lo vendieran por ebay y se lo van a pensar. ¡Qué tiempos cuando entró en mi casa el primer ordenador! ¡Quién me lo iba a decir a mí!
En segundo lugar, el que nos ha despertado ha sido el gallo, a las 6 y media de la mañana, y no el despertador del móvil a las 7:35. Sí, es triste que me ponga el móvil como despertador cuando voy dormida en el autobus, pero es que si no me paso de parada y llego tarde.
Por último, las actividades que hemos realizado no han tenido absolutamente nada que ver con la tecnología: cargar leña, desbrozar con un azadón y visitar las granjas de los vecinos a ver los animalitos recién nacidos (ohhh qué monos los terneritos, y los lechoncitos, y las crías de oca, y los cachorritos de perritos carlinos). Lo de cargar la leña estuvo bien para hacer un poco de ejercicio físico, pero lo del azadón, creo que no es lo mío: pobres orugas y hormigas, cómo corrían :(
Lo más rarito que hemos podido hacer es un puzzle de 1000 piezas entre 11 personas. Tanto La Guerrera como yo ya sabemos qué regalarnos para el aniversario.
En definitiva, aunque La Guerrera crea que me he aburrido, no es cierto, porque ha habido muy poquitos ratos de inactividad y además, sólo han sido dos días. En el fondo he disfrutado del contacto con la naturaleza y me ha hecho replantearme una vez más si es necesario pasarse mil horas delante del ordenador para salir adelante; Si no sería más sencillo irse a vivir a un sitio más pequeño con menos prisas, menos humos y más tranquilidad.
1 comentarios:
Ooooh, ¡me lo perdí!
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