El lema España todo es diferente no es nuevo. Mañana me marcho de viaje por Italia y Alemania. 10 ciudades en 10 días, no está mal ¿no? El año pasado también cogí la mochila y fui por varias ciudades europeas impregnándome de todo lo que veía, escuchaba, tocaba, olía o degustaba. Y la impresión fue de que, con independencia del idioma, no somos tan diferentes del resto de los europeos. Viajar te abre la mente, te hace ver las cosas desde puntos de vista diferentes, cura el nacionalismo y el patrioterismo.
Lo mejor de todo es que con Internet, el euro, los albergues y las compañías low-cost es fácil y relativamente barato viajar por la Unión Europea. El año que viene ya estamos mirando cosas para ir a los nuevos países que se adhesionan: Polonia, Hungría, Rumanía...
Lo más surrealista de todo es que estoy prácticamente agotada de tanto planificar las cosas. Cuadrar horarios de trenes, autobuses, aviones, entradas y salidas de albergues, rutas a pie por las ciudades elegidas... Quizá debería ser más espontanea y dejar que todo fluyera, pero no puedo, no soy así. Cuando salgo de casa me gusta tenerlo todo bajo control, que no se escape nada e improvisar lo mínimo. Y tampoco me gusta los circuitos organizados en donde no puedes salirte del plan marcado por los demás, en los que no te puedes escapar de ver aquél museo que no te interesa en absoluto pero que, como ya has pagado, no te vas a quedar sin verlo. En fín, ya os contaré cómo nos va.




¿Es una moda pasajera? ¿La constancia necesaria para mantener uno actualizado llevará a su desaparición tras varios meses? La comunidad bloggera a la que recientemente me acabo de unir es muy grande. Las razones que nos llevan a decir lo que pensamos a través de estas herramientas y no a través de las páginas web normales se debe a la facilidad de uso de estos 
Uno de mis pasatiempos favoritos cuando estoy sola al aire libre es imaginar formas en las nubes. Hoy había bastantes, grandes, veloces, cambiantes, algodonosas. Me da miedo que la contaminación me impida ver el cielo azul. En mi ciudad apenas se nota la boina que recubre la capital, pero sí que notamos sus efectos cuando nos alertan porque el nivel de ozono está más alto de lo saludable. En mi casa separamos hasta la etiqueta de las botellas para clasificar mejor los residuos. 

La película no es una obra maestra, y sin embargo, años después de verla, sigo tarareando el 'Downtown' de Petula Clark. Ser una persona que está confusa resulta que se llama 'border limit'. Me juego el cuello a que eso no lo cubre la Seguridad Social. ¿Cuántos adolescentes no se han sentido -nos sentimos en nuestro tiempo- confusos alguna vez? (Inciso: Wynona Rider hace mucho que dejó de ser adolescente.) Incluso las personas adultas se enfentan -nos enfrentamos- a situaciones que provocan angustia vital: pérdida de empleo o inestabilidad en el mismo, divorcio de los progenitores, etc. Todas ellas con el rasgo común de que crean inseguridad en el individuo. Pero, ¿es necesario el internamiento psiquiátrico para estas personas?